Cuando el folio aparece
está blanco,
impoluto,
en paz;
es dulce.
Pero cruel.
Te mira,
te dice,
¡Ja! no puedes escribir.
Vas al baño,
te duchas
y solo piensas en él
y al volver.
Te mira otra vez
te dice
¡Ja! Sigue así,
tú preocupado,
yo blanco.
Haces otras cosas
y sin pensarlo,
escribes.
Ya está,
adiós pureza blanca
hola garabatos
hola caos de mi mente
por fín te vuelvo a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario